Las vitaminas son micronutrientes indispensables para el buen funcionamiento de cada una de tus células. No obstante, también se degradan con relativa facilidad. Las vitaminas hidrosolubles, por ejemplo, no se almacenan en el cuerpo, de manera que necesitas reponerlas a diario a través de la dieta.

Los alimentos son la principal fuente de vitaminas y minerales, pero a veces es difícil alcanzar los niveles adecuados recurriendo solo a la dieta. En ese caso podrías comenzar a sufrir fatiga, pérdida de vitalidad, debilidad muscular, mareos y confusión mental. Además, dado que las vitaminas son esenciales para el funcionamiento del sistema inmunitario, si no tienes los niveles óptimos, tu inmunidad podría resentirse. Para evitar esos problemas, puedes recurrir a los suplementos vitamínicos, pero antes de elegir debes conocer las diferencias entre las vitaminas sintéticas y las naturales.

Los beneficios de las vitaminas naturales

En los laboratorios se sintetizan vitaminas similares a las vitaminas naturales. Sin embargo, no suelen ser una copia exacta, por lo que esas pequeñas diferencias pueden alterar su actividad biológica. En sentido general, las vitaminas naturales:

 1. Se absorben mejor y se eliminan menos

Tu cuerpo no absorbe de la misma manera las vitaminas de origen vegetal que las sintéticas. Las vitaminas extraídas de los vegetales son más compatibles con tu fisiología y suelen estar asociadas a otros componentes naturales llamados cofactores que facilitan que tu organismo las absorba y aproveche mejor.

Por ejemplo, se ha comprobado que la vitamina B3 natural se absorbe un 294% más que la versión sintética, la B6 un 154% y la B1 un 38%. En el caso de la vitamina B2 sintética, tu organismo tiene dificultades para absorberla, de manera que termina desechando gran parte de ella.

 2. Son más eficaces en dosis menores

Otra de las ventajas de las vitaminas naturales en comparación con las sintéticas es que son más eficaces en dosis menores. Un estudio realizado en el Instituto Steacie de Ciencias Moleculares de Canadá, por ejemplo, concluyó que “la vitamina E natural tiene aproximadamente el doble de disponibilidad que la vitamina E sintética”.

La biodisponibilidad se refiere tanto al nivel de absorción del nutriente como al grado y la rapidez con que tu organismo lo utiliza. Eso significa que, como tu cuerpo aprovecha mejor las vitaminas naturales, dosis más pequeñas te aportarán los mismos beneficios que cantidades mayores de las versiones sintéticas.

 3. No producen efecto rebote

Las vitaminas sintéticas carecen de los cofactores que facilitan su asimilación, por lo que suelen demandar más recursos del cuerpo. Un exceso de ciertas vitaminas aumenta la demanda de otras, interfiriendo en los niveles adecuados. Por ejemplo, un exceso de vitamina A puede afectar los niveles de vitamina D, provocando un desequilibrio que termine afectando tu salud y bienestar.

Por otra parte, el exceso de vitaminas sintéticas puede producir un efecto rebote, de manera que tu organismo simplemente las destruye o desecha rápidamente generando una deficiencia que empeora la fatiga, te arrebata la vitalidad y afecta tus defensas.

Fuente: arkopharma