SANTO DOMINGO, RD. – Uno de los elementos claves para el desmantelamiento de la red de prostitución denominada «Operación Cattleya», fue el testimonio de una de las víctimas que logró escapar y dar voz de alerta ante las autoridades consulares de su tierra natal, Colombia.

El órgano acusador presentará este jueves 11, uno de los interrogatorios para que se le dicté medida de coerción a las 15 personas físicas y tres empresas implicadas en el caso.

En tanto, la joven víctima, cuya identidad se omite por asuntos de seguridad, explicó cómo pudo escapar.

«Yo me pude escapar porque la novia de El Cirujano (José Alberto Soriano Rosario, imputado), María Paula (María Paula Murillo Vargas, imputada), me llevó a la peluquería. Antes yo estaba comunicándome con una amiga en Colombia que tiene amigos en el Sipol (Inteligencia de la Policía Nacional de Colombia)». «Ella me recomendó que «le siguiera la corriente y tratara de ganarse la confianza» a la gente de la red aquí mientras ella trataba de ayudarme en Colombia», inicia contando.

De esa manera, la colombiana inició a ganarse la confianza de la encartada Paula Murillo Vargas.

«Ella (Murillo Vargas) me llevó a su apartamento. Me regaló ropa usada, que era de otras niñas; y luego me llevó al hotel donde estaban todas las niñas», añadió. «Allí me dijo que, como en el hotel no hay lavadora, yo podía ir a su casa a lavar la ropa. Me dijo que fuera antes del martes porque se iba a mudar a otro apartamento».

«Paula me dijo que para el día miércoles tenía pautada una sesión de fotos que se iban a usar en las páginas donde se promocionaban los servicios de las niñas. Yo tenía que tomarme esas fotos con un camarógrafo profesional que ellos contrataron. Paula me dijo que me iba a buscar al hotel a las 10:30 am para llevarme», indicó que de esa forma lo había comunicado a las personas que custodiaban a las jóvenes en el hotel.

Posteriormente, «cuando me dijo eso, yo le dije que si antes no podía ir al apartamento a lavar, pues no tenía ropa para esas fotos. Ella me dijo que sí. Entonces el miércoles en la mañana, antes de que llegara Paula, metí todas las cosas en una maleta y le dije a los que cuidaban que iba a estar con Paula, porque ellos ya estaban informados que ella me había dado permiso para la lavada. Así pude salir».

El «fallo» de los cabecillas

«El fallo que ellos tuvieron fue que pensaron que Paula me había enviado un Uber para que me fuera a buscar. Regularmente ellos no permiten que las niñas salgan solas. Es la misma Paula quien las busca directamente. Me imagino que se les despertaron las sospechas inmediatamente porque a los cinco minutos me estaba llamando, El Cirujano y Paula. Pero yo desactivé el servicio de internet de mi teléfono y lo apagué para que no me contactaran».

Según los fiscales, la red se dedicaba a captar jóvenes en edades comprendidas entre 18 y 23 años, desde Colombia y Venezuela, para posteriormente prostituirlas en la República Dominicana.

Precisan que las víctimas eran retenidas el Distrito Nacional y La Altagracia, con la promesa de conseguirles un empleo bien pagado.

En Bávaro, presuntamente ofertaban los servicios sexuales por USD$ 400 dólares por noche.

Una vez estando en el territorio dominicano, sostiene el Ministerio Público, eran obligadas a admitir que tenían una deuda con las redes que las movilizaban y les obligaban a consumir narcóticos.