Por unos segundos, Sheila Nevárez hizo un esfuerzo para apalabrar el dolor que vive desde el pasado 1 de agosto cuando su hijo, Javier A. Cordero Nevárez, fue baleado por agentes del Negociado de la Policía en medio de circunstancias que continúan bajo investigación.

Desde entonces, no duerme esperando la llegada del más pequeño de sus tres vástagos. El reclamo de justicia que ha hecho desde el día después de los hechos -cuando tuvo la difícil tarea de identificar el cuerpo de su hijo en el Instituto de Ciencias Forenses (ICF)-, lo reafirmó hoy, miércoles, durante su participación en una vista pública de la Comisión de Derechos Humanos del Senado.

Quiero justicia para mi hijo, que el caso se lleve y que se llegue hasta las últimas consecuencias porque no era motivo para matarlo de esa manera”, dijo la progenitora en referencia a las actuaciones de los siete agentes de la Uniformada que intervinieron con el menor y que desenfundaron sus armas, alcanzando al adolescente en 15 ocasiones. El incidente está bajo la pesquisa del Negociado de Investigaciones Especiales (NIE).

La mujer, entre lágrimas, sostuvo que hubiera preferido acompañar a su hijo a cualquier proceso judicial o administrativo que mereciera enfrentar por manejar un vehículo que había sido reportado como robado, según la Policía.

“Como su mamá hubiera preferido mil veces enfrentar lo que tenía que enfrentar por la falta que hubiera cometido, pero vivo. A él no le dieron break de nada, me lo mataron así. ¿Cómo iba a enfrentar la justicia si ya no hay justicia? Me quitaron a uno de mis tres amores. No puedo decir sin razón, porque él no estaba haciendo algo bueno, pero yo hubiera preferido estar en su proceso y que él estuviera conmigo, acompañarlo y admitir que estuvo mal, pero no acepto que me lo hayan matado de esa manera”, indicó Nevárez a preguntas de la senadora de Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), Ana Irma Rivera Lassén.


En un inicio fue la tía del menor, Zulhey Nevárez, quien, a petición de su hermana, describió el sufrimiento que está atravesando la familia a través de la lectura de una carta. “En una entrevista yo utilicé la palabra masacre y no la utilicé porque fueron varias personas (las que fallecieron). La utilicé porque esto es como si nos arrebataran la vida a nosotros también. Esto es un sufrimiento que no tiene descripción…esto es algo devastador para todos”, compartió la mujer.

Ella no duerme, ella lo espera. Yo espero la llamada, mi mamá lo sufre. Perdimos un integrante importante de la familia, como todos somos en la familia, y Javier no era menos importante que ninguno de nosotros y lo extrañamos”, agregó Zulhey.