SANTIAGO. – Con el corazón roto cuenta Mery Carminela Turbí que nunca se dieron cuenta del dolor que al parecer llevaba en su corazón su hija, María del Carmen de Vargas, quien el pasado miércoles murió al envenenarse frente a la tumba de su esposo en el cementerio municipal de Navarrete, en la ciudad de Santiago.

«Mi hija se veía muy alegre. Ese dolor lo llevaba en su corazón y ni cuenta nos dimos, ella nunca nos dio indicios de atentar contra su vida», expresó la mujer.

Mery cuenta que su hija de 30 años, la mayor de tres hermanas, era una persona muy alegre y sonriente, y que además cocinaban juntas en la residencia donde las dos vivían, y que «le sorprendió bastante» el hecho debido a la energía positiva que transmitía.

«Ella nunca pudo superar esa muerte, su forma de mostrar dolor era muy diferente”, señala la madre de 50 años sentada a las afueras de una gran carpa blanca en la casa de otro pariente en el sector de Villa Tabacalera, Navarrete.Mery Carminela Turbí, madre de María del Carmen de Vargas

Acerca de su relación con la hoy occisa y su yerno, conocido como Mayimbe Vargas, Merry narra que el hombre falleció a mitad del 2021 y que ambos se llevaban «fenomenal» como pareja, además de describirlos como muy trabajadores, inseparables y compacientes uno al otro.

«No tenían hijos biológicos en común, pero dejaron en la orfandad una niña de 12 años que ambos criaban desde que ella tenía solo tres meses de edad», cuenta.

Añadió que la joven era una “muy buena hija”, tranquila y que al fallecer su pareja estaba recién graduada de Educación, carrera que desempeñaba siendo la directora de un colegio en esa localidad.


Día del suicidio

Con la voz entrecortada por las emociones, Mery cuenta que el pasado domingo María del Carmen salió a eso de las 4:30 de la tarde de su casa a visitar la tumba de su fallecido esposo y que le expresó que no llegara «muy de noche» debido al peligro en las calles, a lo que le respondió que «no se preocupara».

«A las 6:00 de la tarde me llamaron que mi hija estaba en el cementerio junto a la tumba de su esposo con fotos de su boda llorando desconsoladamente. Luego de eso ingirió una sustancia tóxica, llamaron al 911 y se la llevaron al hospital”, cuenta con mucha tristeza la progenitora.

De igual forma, indicó que la joven fue ingresada en un hospital desde el domingo hasta el miércoles, día de su muerte, pero desde el comienzo los médicos les dijeron que «se prepararan» ya que el veneno que ingirió mata poco a poco y las probabilidades de sobrevivir eran mínimas.

«Es un dolor muy fuerte que nos ha dejado porque era una muchacha muy alegre y lamentablemente pasó esto», agregó la madre.