Boston (EE.UU.), 16 jun (EFE).- Líder silencioso, calmado, reflexivo y a la vez con alma competitiva, Steve Kerr celebró este jueves en el TD Garden de Boston su cuarto título como entrenador de los Golden State Warriors en apenas ocho años en el cargo, lo que se suma a los cinco anillos ganados en su carrera de jugador con los Chicago Bulls y los San Antonio Spurs.

Kerr, ciudadano estadounidense nacido en Beirut (Líbano) en 1965, cuando su padre, asesinado en 1984, presidía la Universidad Americana de Beirut, enriqueció una carrera ya legendaria gracias al triunfo por 103-90 de los Warriors en el campo de los Celtics que cerró la serie de las Finales por 4-2.

Sin necesidad de levantar la voz o de buscar protagonismo, Kerr guió a los Warriors hacia un ciclo que ya es historia de la NBA, así como fue parte de la dinastía de los Chicago Bulls de Michael Jordan en los años 90.

En una NBA en la que reina lo extraordinario, tanto en la pista como fuera de ella, Kerr es un ejemplo de elegancia, respeto y humildad.

“Sólo estoy rodeado de la gente correcta. Si estás alrededor de súper estrellas por un tiempo suficiente, conseguirás una parte residual de éxito”, aseguraba el técnico en la rueda de prensa de la víspera, preguntado sobre la posibilidad de sumar su noveno título de campeón de la NBA de su carrera.

Kerr conquistó cinco títulos de la NBA como jugador -tres con los Chicago Bulls de Michael Jordan y dos con los San Antonio Spurs- y cuatro como entrenador de los Warriors.

“Me identifico con jugadores que no salen de inicio, más que con las súper estrellas, porque tengo experiencia saliendo del banquillo”, recordó Kerr.

ATENTO A LOS TEMAS SOCIALES

Un carácter calmado y reflexivo, pero también muy atento a los problemas sociales y tajante a la hora de pedir justicia en casos dramáticos como el del reciente tiroteo de Uvalde (Texas), en el que un joven de 18 años mató a tiros a 18 niños en un colegio.

Se negó entonces, a pocas horas de un partido de ‘playoffs’ contra los Dallas Mavericks, a hablar de baloncesto y al borde de las lágrimas, visiblemente enfadado, pidió de forma tajante que se tomaran medidas concretas para reforzar el control de antecedentes a la hora de vender armas en Estados Unidos.

Su grito “¿¡Cuándo vamos a hacer algo?!” fue uno de los momentos más intensos de la temporada de los Warriors.

EN LOS BULLS DE JORDAN

Escolta de 191 centímetros, Kerr empezó su carrera en los Phoenix Suns, pero recaló en los Bulls en 1993, coronándose campeón tres veces consecutivas con el equipo de Michael Jordan y Scottie Pippen.

En 1997, además del anillo, se llevó la prueba de tres puntos del All-Star, y su racha de triunfos consecutivos en la NBA se extendió a cuatro, pues al salir de los Bulls fichó por los Spurs, campeones en 1999. Además, ganaría en 2003 su quinto título, en el equipo liderado por Tim Duncan.

Con los Bulls, Kerr formó parte del grupo que estableció el entonces récord de victorias en temporada regular (72-10), un registro que, curiosamente, él mismo batiría, en calidad de entrenador de los Warriors (73-9 en el curso 2015-2016).

CUATRO TÍTULOS EN OCHO AÑOS COMO ENTRENADOR

En la temporada 2015-2016, el equipo de San Francisco dominó la NBA con su 73-9, aunque su camino en ‘playoffs’ terminaría con una derrota en final contra los Cleveland Cavaliers de LeBron James, tras desperdiciar un 3-1 a favor.

Pero el año anterior, el de su debut en el banquillo, acabó con la victoria del anillo precisamente contra los Cavs. A ese éxito se sumaron los de 2017 y de 2018, siempre con los Cavaliers como víctimas.

Tras unos últimos tres años marcados por las graves lesiones de sus estrellas, empezando por la de Kevin Durant y Klay Thompson en las Finales de 2019 contra los Toronto Raptors, y pasando por los problemas de Steph Curry, los Warriors recuperaron su mejor nivel en la presente temporada.

Ya sin Durant, recalado en los Brooklyn Nets, Curry, Thompson, Draymond Green lideraron a un grupo en el que también brilla el talento joven de Andrew Wiggins y que volvió a su escenario favorito.

Se midieron con unos Celtics sólidos, determinados y talentosos, pero supieron imponer el peso de su experiencia y personalidad.

Es la novena corona para Steve Kerr, un técnico extraordinario y uno de los ejemplos más nobles del deporte internacional.